Sergio Godoy

Sergio Jose Godoy Echeverry

Ramo que imparte

Economía Política de las Comunicaciones

Fecha de ingreso a la Facultad de Comunicaciones como docente

Junio del ‘96

Qué te motivó a ser profesor de la carrera?

Dos cosas. La primera es que incluso de estudiante yo solía hacer resúmenes y organizar el estudio de mis amigos. Así es que, sin advertirlo, tenía una cierta vocación de sistematizar la materia para otros. De esa manera aprendía yo también. Y lo segundo fue que he querido enseñar lo que a mí me hubiera gustado aprender en el pregrado, porque tuvimos varias carencias que sólo fui capaz de apreciar más tarde, en otras carreras y universidades (postgrados- magísteres y doctorado), en una fase mucho más madura de mi vida. A los 18 o 20 años uno es gloriosamente ignorante, pero cree que se las sabe todas por circunstancias propias de la edad. Es inocencia también, lo cual es muy bueno…hasta cierto punto.

Cuéntanos los tres momentos o logros que consideras más importantes en tu trayectoria como comunicador.

Uno fue irme a estudiar (al Reino Unido). Y yo te diria que aca en la Católica, el diseno, creacion y acreditación del doctorado, el único en Chile. Yo dirijo el doctorado. El proceso de diseño comenzó el 2007 y lo pusimos en práctica el 2012.  

El tercero hay varias, quizas lo mas interesante fue siendo yo muy joven, trabajando a cargos de las comunicaciones de una corporación de educación cívica inmediatamente post Pinochet, a principios de los ‘90. Me mandaron de observador electoral a Rumania. A mi me mandaron porque era chileno y había vivido de primera mano lo que era sobrevivir una dictadura. Yo hablaba inglés, si de repente son cosas fortuitas. Y ahí empecé a trabajar transnacionalmente y he armado redes que me han servido mucho aca en la catolica.

Esos tres hitos han sido interesantes.

¿En qué proyecto estás trabajando ahora dentro o fuera de la universidad?

En este momento me voy a la Universidad de Missouri, estoy trabajando en un campo poco desarrollado en Chile, que es comunicación y salud. Yo dirijo un proyecto de prevención de salud para evitar que cuando estemos todos más viejos en Chile, que revienten los sistemas de salud, pasando de un sistema curativo a uno preventivo. Me voy un año, en agosto, a trabajar y aprender sobre comunicación y salud.  La idea es volver y desarrollar el ámbito aca.

Exigencia que impartes como profesor del ramo:

Trato de aplicar las condiciones del mundo real a los alumnos. La exigencia consiste en lo que he visto en las mejores universidades del mundo, por que creo que todos ustedes no tienen problemas con irse a las mejores universidades del mundo. El mundo real es poco amable con el que duda o pidiendo excusas. Si tienen una prueba en dos meses más y tienen que leerse los libros, léanse los libros, no voy a andar cambiando la fecha. Muchas veces los alumnos confunden eso con rigidez y mala onda.

  1. PUNTUALIDAD: trato de ser super puntual y mantener el calendario. Cuando no puedo hacer una clase le pido a las ayudantes que la hagan. A los alumnos también les pido que sean puntuales.  
  2. RESPUESTA MAILS: trato de responderlos todos.

III. ASISTENCIA: si las clases fueran irrelevantes, te daria que da lo mismo, pero viendo el desempeño de los alumnos, yo creo que es mejor venir a clases. Los alumnos no suelen venir. Hago algunas sesiones con una metodología distinta y ahí cobro asistencia. Por ejemplo para comentar libros o textos en clases. Lo único que uno aprende leyendo es mejor que escuchar al profesor.  Hay otras actividades, porque trato de cambiar la metodología. El último mes los hago aplicar técnicas de gestión en una empresa imaginaria.

CERCANÍA CON LOS ALUMNOS: la arquitectura no favorece mucho eso. Yo estoy en un séptimo piso. No se dan mucho las condiciones porque yo trabajo con gente de magíster, diploma y doctorado. En pregrado es mucha gente y la actitud ante la universidad es distinta. En magister son muy demandantes y tienen muy poco tiempo, hay una relación de más a igual a igual y muy exigente. A ellos hay que darles feedback constantemente. Hay profes que pueden compartir más con los alumnos, pero ellos no le hacen clases a más gente. Mi tabla de intercambio no es buena onda por la buena onda, si no que hay un mínimo estándar de responsabilidad.

Método de Enseñanza: ¿Es contemporánea la mirada que se tienesobre los contenidos y métodos en su área?

No puedo hablar por otros, sino por mí y lo que yo enseño en el curso de Política Económica de las Comunicaciones para el pregrado aquí en la FACOM. En ese curso procuro mantener actualizados los contenidos lo más posible. Muchas veces traigo ejemplos recientes a la clase, si bien la estructura del curso se ha mantenido relativamente estable desde hace algún tiempo. Por ejemplo, una parte importante del curso alude inevitablemente a la industria de medios tradicional, la cual está sufriendo transformaciones importantes…y se adapta también a ese entorno, que es muy cambiante.

¿Qué cambio o enseñanza te gustaría lograr en los alumnos durante el ramo y a través de qué método?

Esencialmente que maduren, sean responsables, sean mejores personas, y que sientan que pueden desempeñarse sin problemas en las mejores universidades del mundo. Trato de ser claro, justo y exigente; trabajo mucho preparando los contenidos. Me gusta tratarlos como personas adultas, maduras y responsables, profesionales en pleno, que no sacan la vuelta, que asumen sus responsabilidades, que se esfuerzan por hacer las cosas bien y con sentido ético. Ser “buena onda” solamente no me interesa, para eso están los carretes y las fiestas. He tenido grandes maestros en varias universidades y varios lugares del mundo, me guío por el ejemplo de ellos.

¿Cómo crees que debería ser un Comunicador FCOM, más allá de la visión impartida por la UC?

Las personas que entran aca estan motivados en un 150%. Si van a hacer periodismo, no a la cosa charcha de dar excusas. En este sentido, la persona debería poder hacer su postgrado en Harvard, La Sorbonne, etc. Me consta que lo pueden hacer. Además con este compromiso con la cosa social. Si quieres lucrar, cosa tuya, si quieres ser un apóstol de la comunicación social no hay problema, pero que tengas frente a ti todas las opciones.

¿Cuáles son los actuales desafíos de la industria para los cuales nos está preparando?

En el curso trato de abordar esto de dos maneras. Primero, manteniendo los contenidos actualizados en términos de nuevos modelos de negocio, marcos regulatorios, métricas, planteamientos teóricos, etc. Segundo, y esto se los digo al inicio de cada semestre, preparándolos para que visualicen las comunicaciones desde un nivel táctico y estratégico, es decir, desde la posición de quien conoce, diseña y administra las grandes condicionantes de este sector (que hace tiempo dejó de ser solamente la industria de medios tradicionales, sino que incluye las telecomunicaciones, la informática y, en general, todo lo que tenga que ver con transformar información de un estado a otro, lo cual abre el camino a la comunicación de organizaciones, comunicación de salud y otras variantes) en vez de prevalecer con un enfoque operativo del técnico encargado de elaborar contenidos. Ese nivel operativo es imprescindible, al igual que los jugadores de fútbol que deben salir a jugar el partido. Pero el nivel del entrenador y del presidente de la FIFA requiere otra perspectiva: la del que organiza a los operativos y decide sobre las reglas del juego. El nivel operativo está bastante saturado: en Chile egresan anualmente de todo el sistema universitario casi la misma cantidad de profesionales que puestos de trabajo periodísticos en la industria de medios. Por lo tanto los alumnos deben prepararse para abordar tareas y reflexiones por encima del nivel operativo, que es donde se centran las demás universidades que impartes comunicaciones.

¿Qué pasatiempos tienes?

Varios. Pero sistemáticamente hago karate (cinturón negro 1° dan estilo Goyu Ryu), navegación (capitán deportivo de alta mar) y música (de las cuerdas he ido pasando paulatinamente al teclado, luego de haber heredado un piano).

Tus Favoritos: Van cambiando con el tiempo, pero igual menciono algunos títulos.

PELÍCULA: 2001 Odisea del Espacio, de Stanley Kubrick; Cabaret, de Bob Fosse

SERIE: Blackadder, protagonizada por Rowan Atkinson; The New Statesman, protagonizada por Rik Mayall; Monty Python Flying Circus

LIBRO:The Conquest of Mexico, de Hugh Thomas; Viven, de Piers Paul Ried

BANDA: The Beatles, The Association

LOVEMARK: Twinnings, Citroen

 CINEASTA: Stanley Kubrick, Juan Downey

CASO PERIODÍSTICO: El descubrimiento del paradero de Paul Schaeffer, por Contacto

Los valientes libros de Patricia Verdugo y de Mónica González sobre asesinatos y desaparecimientos políticos entre 1973 y 1990 en Chile

¿Hay algún dato o anécdota que te gustaría compartir con la comunidad FCOM?

Hay dos anécdotas que a veces menciono en clases dado su valor pedagógico. Ambos ocurrieron durante mi último año en la carrera de periodismo, mientras trabajaba en un canal de TV como periodista del noticiero matinal. Yo tenía 19 años.

El primer caso me recuerda que la vida profesional suele darte oportunidades únicas que no se repiten, y que hay que ser muy maduro y responsable para enfrentarlas porque no hay espacio para negociar segundas oportunidades en el ámbito laboral. Yo trabajaba en el Departamento de Prensa cuando el responsable del matinal que venía después del noticiero de las 0800 AM se fijó en mí y me ofreció incorporarme a su equipo. Quedamos de hablar a la semana siguiente. Era una excelente oportunidad (además con un horario más humano), pero en mi inmadurez e ingenuidad propia de la edad cometí un error sin querer- elaboré una nota para el noticiario en base a un tema que este personaje me había comentado. Pasó la semana, y no me hablaba. Finalmente lo fui a ver. Me dijo que me olvidara de todo: yo había roto su confianza al hacer esa nota (el quería hacerla desde su programa, no que yo la hiciera desde el noticiario) y que él daba una sola oportunidad a las personas. Pues bien, yo ya había tenido esa oportunidad y la había desperdiciado. Aunque quise explicarle mi posición y mi ignorancia, no hubo caso. Aunque este personaje quizás fue injusto y poco claro (algo frecuente en cualquier lugar de trabajo), la lección quedó marcada a fuego: nunca más andaría dando explicaciones ni excusas. Trataría de hacerlo bien a la primera. Años más tarde, estudiando el MBA en la Universidad de Exeter en Inglaterra, nos enseñaron que con esa actitud los japoneses se convirtieron en líderes mundiales en la industria electrónica y automotriz con su filosofía de “cero falta”, “gestión de la calidad total” y similares.

El segundo caso tiene que ver con las implicancias éticas y pragmáticas de nuestro trabajo informativo. En la época que yo trabajaba de periodista en las madrugadas -era mediados de los 80- solían haber frecuentes atentados explosivos del Frente Patriótico Manuel Rordríguez (FPMR), surgido desde el Partido Comunista. Eran tiempos de falsos enfrentamientos (como la Operación Albania) y otros genuinos (como el atentado que sufrió en general Pinochet en el Cajón del Maipo y que casi le costó la vida). Una mañana, aún oscuro, nos avisan que hubo un bombazo en el centro. Esta vez, había sido en la sede de la entonces opositora Juventud de la Democracia Cristiana y, para más remate, la bomba que había estallado era lacrimógena…y del mismo tipo que usaban las Fuerzas Especiales. Por presiones internas de mis colegas del canal de TV, todos asustados de perder sus trabajos, fui forzado a redactar una nota diciendo que “estalló un artefacto explosivo en una sede juvenil”. Si decía los hechos tal como ocurrieron, es decir, “estalló una bomba lacrimógena activada por un mecanismo de relojería en la sede de la opositora JDC”, las conclusiones sobre sus posibles autores podían ser demasiado evidente. La redacción definitiva, en cambio, permitía adjudicar la autoría al FPMR sin decirlo. Más tarde ese día fui a la Escuela de Periodismo. Me tocaban clases…de Ética. La profesora de ese entonces, muy joven (no era María E Gronemeyer, aclaro), trataba de explicarnos la importancia de la verdad, la justicia, etc etc. Animado por su entusiasmo teórico le planteé lo que acababa de vivir…y no fue capaz de responderme.

A su beneficio, y el de la Escuela entonces, admito que jamás nos indujeron a distorsionar la realidad ni mucho menos. Sólo que el discurso teórico era endiabladamente difícil de aplicar en la práctica en esos años difíciles y no nos orientaban a cómo aterrizarlo. No había necesidad de un soldado con metralleta dentro del canal para conseguir este tipo de distorsiones tan frecuentes en la TV de esos años: bastaba con el miedo a quedar cesantes de quienes trabajaban en esas empresas. Ojo que también trabajé en otro canal de TV cuyo jefe era partidario del régimen, pero quien jamás exigió que distorsionáramos las noticias. Así es que también aprendí a matizar sobre estas cosas: no hay negros y blancos puros. La decencia (e indecencia) no tiene color político.

Escribe aquí un mensaje para tus alumnos y la comunidad. Puedes poner lo que sea que quieras expresarles.

Los alumnos de la Facultad no son capaces de rendir el 100 sino el 150% y más cuando están motivados y asumen plenamente que son adultos plenamente responsables, enfrentados a desafíos comunicacionales, éticos, profesionales y sociales propios de su especialidad. Están en condiciones de hablar de tú a tú con los mejores alumnos de cualquiera de las mejores universidades del mundo, y sentarse en sus aulas y rendir adecuadamente. Mi manera de trabajar con ellos se basa en esta convicción. Las clases que hago, desde los contenidos hasta el modus operandi, se basan en lo que a mí me hubiese gustado me enseñaran cuando fui alumno hace muchos años- cometí varios errores y tuve importantes vacíos en mi formación de pregrado. El mundo “allá afuera” no es amable con quienes no responden rápido y con rigor a los requerimientos que se les ponen por delante; hay superabundancia de profesionales de desempeño mediocre acostumbrados a cumplir a medias y dar excusas por su desidia o falta de preparación; esos sí que sobran. Pero los que faltan (¡siempre faltan!) son esos que se las juegan con todo por lo que creen, son confiables, honestos, rigurosos y comprometidos con cosas tan sencillas como decir la verdad, ser puntuales, dar lo que se les pide, ser entusiastas. Esto no es ser dóciles y acríticos, ni funcionales a una empresa periodística tal o cual. Es mucho más que eso.

En resumen, me interesa que les vaya bien y sean mejores profesionales y personas. Algunos lo comprenden. Los que no, igual han tenido la oportunidad de comprenderlo.